La promoción dentro de una empresa es uno de los elementos mejor valorados por los profesionales, a la hora de fichar por ella, de aceptar un contrato o de mantenerse en su puesto de trsabajo, sin buscar alternativas plausibles en el mercado actual.
Sin embargo, la promoción debe ofrecerse mediante una estrategia corporativa concreta, no puede asignarse solo por antigüedad o por el hecho de tener que cubrir unos mínimos. En resumen, dicha promoción debe ofrecerse de forma igualitaria por los méritos y aptitudes del profesional al que se otorga.
Ahora bien, ¿qué profesional de la plantilla lo merece?
Dejando el primer paso a los empleados
La promoción ofrecida de forma gratuita siempre es bien recibida. Sin embargo, algunos profesionales se sienten incómodos ante la responsabilidad de un puesto de trabajo y, pese a las condiciones favorables (normalmente de forma económica), suelen preferir no haber recibido tal ascenso.
Por ese motivo el primer consejo en una promoción es incentivar a los empleados que opten por ella. Por ejemplo, se puede indicar a principios de un año fiscal los puestos vacantes y que los empleados interesados pueden apuntarse a dicha promoción.
Establecer un ranking de objetivos
La forma más igualitaria de conseguir la promoción de unos empleados es mediante el análisis de unos objetivos consensuados. No obstante, estos objetivos no deben constituir fines comerciales exigentes, o se puede interpretar como un incentivo de más trabajo encubierto.
El ranking de objetivos no debe discriminar a quien no consiga con su esfuerzo llegar a lo más alto. Se premiará al primer puesto con el ascenso o la promoción, pero todos los profesionales deberían contar con un reconocimiento tanto corporativo como en condiciones laborales, por ejemplo días de vacaciones o un incentivo económico.
Igualdad sectorial en promoción profesional
Todo el mundo en una empresa debe tener derecho a una promoción. No debe haber distinción de sexo, creencias o edad, entre otros muchos factores. Pero sí que hay algo a tener en cuenta y es el cargo que se desempeña.
Muchas promociones profesionales están destinadas a un tipo de profesional concreto, que es incompatible o incongruente con respecto a otros puestos de trabajo. No tiene sentido, por ejemplo, que un informático profesional quiera optar a un puesto de diseñador gráfico digital senior. Son dos sectores profesionales completamente diferentes, aunque puedan convivir en una misma empresa.
A la hora de informar sobre la promoción, establece los requisitos profesionales mínimos para optar al ascenso y delimita bien quién puede y quién no puede participar, exclusivamente por estos factores y no por ningún otro que sea motivo de desigualdad.
