La empresa tecnológica china Xiaomi ha confirmado su voluntad de salir a Bolsa, con el fin de minimizar las pérdidas de los últimos años y, sobre todo, para conseguir una inversión con la que poder avanzar de forma notable en sus líneas de negocio más punteras.
Xiaomi en el mundo
En la actualidad, la posición de Xiaomi es privilegiada. La compañía china es la cuarta empresa del sector de telefonía móvil a nivel mundial desde la posición de fabricante. No obstante, este mercado no es el objeto de la inversión que espera recibir con su salida a Bolsa.
Si finalmente se efectúa, Xiaomi podría obtener una recaudación nada desdeñable de 10.000 millones de dólares y su valoración alcanzaría nada menos que 100.000 millones, algo que una empresa tecnológica no conseguía desde el año 2014.
A pesar de que en el mercado local de China no se encuentra en su mejor momento, lo cierto es que en el resto del mundo, principalmente en Europa, sus ingresos están creciendo considerablemente. De hecho, junto a Huawei, es la compañía china en telefonía móvil que mayor crecimiento está obteniendo.
El pasado mes de noviembre apostó de una forma excepcional por el mercado físico, abriendo sus dos primeras tiendas en todo el continente europeo en España. Desde el sur, la compañía espera seguir su expansión hacia el norte, para darse a conocer de la misma forma que hace su competencia.
La inversión de los 10.000 millones de euros
Si finalmente Xiaomi consigue recaudar los 10.000 millones de euros que se estiman con esta operación, la empresa tiene bastante claro en qué sectores piensa invertir todo este capital, para mantenerse en una posición preferente del mercado tecnológico.
En un primer momento se identifica una inversión del 30% en actividades de I+D, es decir, de investigación y desarrollo, que permitan mejorar su competitividad y plantar cara a los rivales más fuertes del sector.
También se espera que otro 30% se destine al desarrollo de Inteligencia Artificial y del Internet de las Cosas. Se trata de sectores punteros en cuanto a tecnología, que pueden abrir la puerta a innumerables oportunidades comerciales y, sin embargo, todavía no presentan una fuente fiable de ingresos y de rentabilidad.
Por último, el resto de la inversión puede dividirse entre un 30% destinado a afianzar su expansión internacional ya iniciada desde España y un 10% para la compañía y diversas acciones empresariales.