Al final los ordenadores también se han visto afectados. En principio, se consideraba que la pandemia de coronavirus y su motivación al teletrabajo, iba a constituir un respiro al sector informático, en una época en la que muchos otros estaban capa caída.
Para los ordenadores y, sobre todo, para los fabricantes de estos desarrollos tecnológicos, la situación era doblemente grave. El auge del teléfono móvil, las Smart TV y las tablets, han reducido considerablemente el volumen de ventas de estos productos.
El coronavirus, sin embargo, presumía de poder fomentar la adquisición de más ordenadores, sobre todo portátiles, con el fin de fomentar el teletrabajo. Pero los últimos registros de ventas, echan por tierra esta teoría.
Una caída del 12,3% en ventas de ordenadores
Según pronostican algunos analistas, la caída llegaría a ser en el peor de los casos, de un descenso de ventas de hasta el 12,3%, que implica el mayor desastre en ingresos para el sector, desde el año 2013.
El principal motivo de que esto suceda, según parece, es la falta de producción desde China. Es decir, que la demanda permanece en alza y, tal y como se preveía, el teletrabajo hace requerir este tipo de productos, pero no se puede satisfacer con la oferta existente.
De esta manera, solo se habría podido cubrir un total de 53,2 millones de ordenadores. Desde China la producción está al máximo, en base a las directrices existentes de las fábricas en el país.
Una influencia en todos los fabricantes
Dell, HP, Lenovo y todo el resto de marcas fabricantes de ordenadores portátiles y de sobremesa, han visto cómo sus envíos se han tenido que reducir, cuando la demanda seguía en alza.
Una paradójica y frustrante situación, que no parece que tenga una solución fácil por parte del sector fabricante. Sin embargo, sí podría tenerlo desde el mercado de oferta de servicios.
Según parece, es el teletrabajo y la formación online los sectores que más demandan estos ordenadores. Si las empresas vinculadas a estos servicios pueden ofertarlos adaptados a otros dispositivos, como smartphones o incluso televisiones inteligentes, no sería necesario adquirir un ordenador.
Esto, no obstante, implicaría una estocada mortal para el sector de los ordenadores y supondría el cierre de muchas empresas, tanto fabricantes como comercializadoras de estos productos.
Quien antes encuentre la solución, ya sea aumento de la producción o bien compatibilidad con otros dispositivos, podría obtener un éxito incomparable para su sector.