Tal como informó hace unas semanas Travis Kalanick, CEO de Uber, a través de su página de Facebook, la compañía de transporte ha realizado 2.000 millones de trayectos, sólo 6 meses después de alcanzar sus primeros 1.000 millones de viajes.
La evolución de la compañía vive su mejor momento, ya que alcanzar esos primeros 1.000 millones de viajes le costó 5 años. En este crecimiento del último semestre ha influido el gasto realizado en la captación de conductores y pasajeros, para lo que utilizó los 13.000 millones de dólares de financiación que han aportado sus inversores.
La startup americana proporciona una red de transporte privada alternativa al taxi que funciona a través de una aplicación móvil. Los viajes se realizaron en 16 países de 5 continentes. Uber está implantado en 450 ciudades del mundo.
Las razones del éxito de Uber pueden resumirse en los siguientes puntos:
- Pedir un coche es más sencillo: ya no hay que bajar a la calle ni buscar una parada de taxis ni pedir un taxi, gastando dinero en la llamada, que ponga el taxímetro a funcionar antes de recoger al cliente. Basta con buscar el vehículo disponible más cercano a través de la app de Uber, disponible en cualquier sistema operativo.
- Puntualidad: en 5 minutos el vehículo está en la dirección acordada.
- Limpieza y confort: son vehículos de menos de 5 años de antigüedad que en algunas ciudades ofrecen agua y snacks.
- Pago mediante la aplicación Uber: no es preciso llevar dinero encima ni tarjeta de crédito. Se paga a través de la aplicación, que está conectada a sistemas de pago con tarjeta y Paypal.
- Tarifa sencilla: se paga por kilómetro recorrido y tiempo. No hay recargos por recoger en aeropuertos ni estaciones, ni por llevar maletas.
Aunque no todo ha sido un camino de rosas para esta compañía de economía colaborativa. Desde su implantación, Uber ha tenido que hacer frente a varios conflictos, como el que sostiene con el colectivo de taxistas en diferentes países, ya que consideran su servicio competencia desleal, dado que sus conductores no pagan licencias y no disponen de las autorizaciones, garantías y seguros necesarios para ofrecer un servicio realmente profesional según el colectivo demandante.
La empresa ha sido objeto de multas de diferentes gobiernos, su servicio ha sido prohibido en algunas ciudades e incluso en la India uno de sus conductores fue culpable de la violación de una de sus pasajeras.
Otra crítica que ha recibido Uber es que no trata a los conductores como empleados sino como contratistas y les deja al margen de las regulaciones laborales.