El liderazgo en un equipo de profesionales no es sencillo. De hecho, cada vez es más complejo y está alejado de la tradicional figura del jefe directivo encerrado en su despacho.
En la actualidad el liderazgo se realiza en el día a día, codo con codo, con el resto de empleados. Para conseguir desarrollarlo correctamente, estos 3 valores pueden ser de gran utilidad.
Debe saber dirigir al equipo
La propia definición de liderazgo se relaciona con la capacidad de dirigir al equipo profesional hacia las metas y objetivos propuestos.
Esta figura es responsable de trazar estrategias y tomar decisiones, que deben ayudar a conseguir los logros que se plantean. La diferencia entre un liderazgo unilateral y un liderazgo productivo es que el primero escucha las opciones y toma una decisión en base a sus preferencias y experiencia.
En el segundo caso, en cambio, se debate con los responsables de cada departamento las mejores soluciones y se intenta llegar a un consenso en el que se acuerde la decisión con mayor rentabilidad para la empresa.
Debe saber delegar
Posiblemente el valor más importante de un buen liderazgo es saber delegar funciones en otros profesionales, con el fin de optimizar el trabajo propio.
Muchos directivos rechazan delegar tareas de gran responsabilidad por temor a perder su puesto de trabajo. En realidad es al contrario, el líder de un departamento, podrá aspirar a seguir avanzando en su carrera profesional, si tiene más tiempo para buscar objetivos más ambiciosos. Para ello es imprescindible delegar las tareas actuales o, entre otros factores, el tiempo le hará imposible evolucionar.
Liderazgo horizontal
El factor de liderazgo más complejo de aplicar es el de un trato horizontal, es decir, en igualdad de condiciones con el resto de profesionales.
Se tiene por concepto una estructura empresarial escalonada, en la que cada nivel dirige al inferior. Sin embargo, hoy en día los equipos horizontales han demostrado ofrecer mejores soluciones. Los motivos están en que la información puede exponerse con mayor amplitud y las decisiones abarcan más áreas.
Por ejemplo, un responsable de diseño en una empresa puede tener unas ideas muy buenas, que los directivos no habrían sabido ver, pero estos al mismo tiempo pueden exponer la limitación de acciones que tiene esa estrategia, por motivos económicos entre otros. Juntos pueden llegar a una decisión que ayude a lograr los objetivos, aprovechando el conocimiento de ambos.
Este trato profesional más cercano y personal, ayuda además a crear un buen ambiente de trabajo, fomenta el compañerismo y, en conjunto, permite obtener una mayor productividad.