En estos tiempos de auge de las redes sociales puede surgir la duda: ¿realmente necesita mi empresa una web corporativa para funcionar? Si el alcance que me proporcionan Facebook o Twitter no estoy en condiciones de conseguirlo con una web, ¿para qué perder el tiempo y la inversión?
Bueno, el razonamiento tiene su lógica, pero también una visión muy limitada. En realidad tener una web corporativa es imprescindible, por diversas razones de las que vamos a entresacar las más importantes.
Para empezar, un dato interesante a aportar puede ser que todas las Sociedades Anónimas, todas las que cotizan en bolsa, están obligadas por ley a disponer de una página web corporativa. Con arreglo a la Ley de Sociedades de Capital (LSC 1/2012) queda establecido el requerimiento para todas estas empresas de disponer de web corporativa para que las sociedades de capital tengan una alternativa de comunicación, en sintonía con las nuevas tecnologías. A través de dicha web corporativa se pueden convocar Juntas Generales, publicar anuncios, comunicaciones legales, etc.
Al margen de las obligaciones legales, que no conviene perder de vista, que una web corporativa es un gran escaparate de nuestro negocio, abierto las 24 horas del día los 365 días del año.
Es el entorno en el que debemos actualizar la información de la empresa: nuevos productos, servicios, noticias, comunicados, notas informativas, artículos diversos… Si nuestra web es funcional, atractiva y dinámica, la impresión que trasladaremos es que nuestra empresa está actualizada y en permanente evolución.
Es un espacio web que debemos personalizar con el logotipo de la empresa y su imagen corporativa, con sus colores corporativos y todos aquellos mensajes verbales y/o visuales que nos definan, que nos diferencien y nos identifiquen ante la sociedad.
Disponer de una página web con un dominio propio a la que asociemos una dirección de e-mail corporativa es necesario para identificar nuestra marca y dar una imagen profesional. Dará más confianza a nuestros clientes.
Además, en el caso de que deseemos vender productos o servicios a través de Internet, nos conviene tener una web corporativa para poder realizar este servicio que no es posible a través de las redes sociales a menos que integres tu tienda online en tu página de empresa, para lo cual, de todas formas, siempre necesitas tenerla operativa en tu web corporativa.
Claro que Facebook y cualquier otra red social permite el contacto durante las 24 horas, pero no es realmente nuestro entorno, no es nuestra casa en Internet, hablando en términos figurados. ¿Qué pasa si se pierden las claves de Facebook? ¿Qué pasaría en el hipotético y nada probable caso de que Facebook desapareciera mañana?
Claro que podemos personalizar y colocar nuestro logo en Facebook o cualquier otra red social, pero por debajo del suyo, lógicamente, al beneficiarnos de su servicio. No podemos personalizar el diseño ni los contenidos de nuestra página en cualquier red social como podemos hacerlo en una web corporativa, estamos mucho más limitados en ese sentido.
Nadie duda de la utilidad de las redes sociales que, bien utilizadas, crean comunidad y pueden potenciar la rentabilidad de nuestro negocio y nuestra presencia de marca, pero no pueden sustituir a nuestra web corporativa de empresa. Redes sociales y webs deben trabajar juntos e interrelacionarse para poder crear comunidad y atraer más visitas a la información de la web y sus productos.
