Es una pregunta que muchas empresas no saben contestar y que a veces tiene más repercusión en sus resultados de la que pueden imaginarse. Si nuestra imagen corporativa se desconecta de nuestro consumidor, tenemos un serio problema que hay que resolver cuanto antes.
Ninguna imagen corporativa es para siempre. No es algo estático, sino que debe adaptarse a los cambios del mercado. Es nuestra marca la que nos identifica y nos representa ante el resto de la sociedad, pero conseguir que tenga vigencia no es siempre tan fácil. Por eso, éste es un aspecto que debe someterse a revisión periódica.
¿Cuáles son las razones que pueden motivar un cambio de imagen corporativa para nuestra empresa? Entre las principales razones que los expertos consideran para someter la imagen a un rediseño destacan las siguientes: una estética desfasada u obsoleta, cambio de nombre, cambio de estrategia, caída de ventas, pérdida de cuota de mercado, cambio de público objetivo, necesidad para la empresa de ser percibida de otra forma, diversificación de la oferta, mejora de producto, salto cualitativo, creación de nuevas líneas de negocio, expansión internacional, absorción de otras empresas…
Para llevar a cabo un buen restyling o rediseño de la marca es importante fijarse en las siguientes reglas:
- La decisión de restyling debe estar bien justificada: no puede hacerse de forma caprichosa. Normalmente, un rediseño vendrá motivado por cambios en los hábitos del consumidor o por la propia dinámica empresarial (fusiones, cambios accionariales, cambios de estrategia, diversificación de la actividad…). Se debe tener muy clara cuál va a ser la estrategia de marca, qué es lo que se quiere conseguir con el cambio.
- Las expectativas deben ser razonables: tenemos claros los objetivos pero no sabemos cuáles serán los resultados. Las perspectivas deben ser realistas. Hay que tener en cuenta que de todos estos procesos de cambio de imagen empresarial, sólo entre el 10 y el 15% consiguen aumentar las ventas. Pero no hacer nada puede ser mucho peor.
- Buscar asesoramiento profesional: imprescindible contar con una agencia de diseño que nos guíe en este proceso, que sepa detectar deficiencias y trazar una estrategia junto a la empresa más allá de diseñar un logotipo.
- Respeto al ADN de la marca: hay rasgos que van a definir la esencia de nuestro negocio, que son los que se van a revisar pero no necesariamente cambiar por otros. La agencia debe tener la sensibilidad para comprenderlo y respetarlo, por ejemplo si trabaja en el cambio de imagen de una empresa con larga trayectoria.
- Consulta al consumidor: puede resultar muy útil preguntar a los consumidores qué piensan de nuestra marca y de nuestros productos. Esto nos puede ayudar en la fase de análisis, al tiempo que, guiados por la agencia, estudiamos cómo se comporta la competencia.