Samsung atraviesa momentos difíciles. Sus Galaxy Note 7, que parecían estar llamados a convertirse en su producto estrella, tuvieron que ser retirados hace unas semanas por casos de ignición espontánea. Toda una decepción para los seguidores de la marca y para la propia compañía.
Ahora Estados Unidos ha tenido que retirar 2,8 millones de lavadoras Samsung del mercado, ya que debido a un defecto de fabricación pueden causar lesiones por impacto. Durante la fase de centrifugado la parte superior de estos electrodomésticos puede desprenderse. Hasta el momento se tienen noticias de 733 incidentes y 9 heridos. Otro duro golpe para la empresa.
La crisis de reputación originada por las explosiones de los Note 7 ya ha pasado factura. En el tercer trimestre de 2016 los beneficios de la compañía coreano han caído un 17%. Su división de teléfonos móviles, habitualmente la más rentable, ha facturado en lo que llevamos de años 1.124 millones menos que en 2015.
Por lo reciente de los hechos, todavía no hay datos sobre el perjuicio económico que puede tener el caso de las lavadoras. Sin embargo, es evidente que su reputación está seriamente dañada. Una empresa tecnológica innovadora y puntera como Samsung no puede permitirse estos fallos tan aparatosos.
A corto plazo, la compañía ha intentado capear el temporal retirando los Note 7 de la circulación: También ha ofrecido a los afectados por el caso de las lavadoras, la reparación de los electrodomésticos defectuosos o descuentos en la compra de un nuevo modelo.
El jefe ejecutivo de la empresa, Kwon Oh-hyun, señaló en un comunicado que quizá Samsung se haya vuelto autocomplaciente en los últimos tiempos y que toda esta crisis debe servir para resurgir y coger un impulso nuevo. También se ha escuchado la voz de los expertos en el sentido de que esta crisis de reputación va a provocar grandes cambios en el liderazgo de la empresa y su cultura corporativa.
A largo plazo, la compañía espera que toda la investigación que está desarrollando para resolver los problemas les sirva para que los usuarios puedan llegar a recuperar la confianza perdida. La compañía tiene planes ambiciosos, pero ya no puede permitirse ni un fallo más. El año que viene lanzarán el nuevo Galaxy S8, un modelo de Smartphone innovador en el que hay depositadas no pocas esperanzas y con el que Samsung quiere recuperar su prestigio.