En los últimos tiempos se habla mucho sobre Inteligencia Artificial y parece destinada a revolucionar no sólo el panorama tecnológico sino también nuestras vidas. La proliferación de asistentes virtuales y otros servicios que propiciará esta tecnología se anuncia como la principal innovación de cara a 2017.
De hecho, las aplicaciones de la Inteligencia Artificial empiezan a cobrar relevancia en terrenos alejados de la computación estricta. Por ejemplo, ya se está utilizando para mejorar imágenes, incluir sonrisas y otros efectos en fotografía, e incluso para detectar el cáncer de piel a través del móvil.
Por lo tanto, las grandes compañías tecnológicas, como no podía ser de otra forma, están apostando fuerte en este campo. El asistente de voz Siri de Apple o Alexa, el de Amazon, son dos buenas muestras de ello.
Conscientes de que la Inteligencia Artificial representa una gran oportunidad pero también un riesgo, en el pasado mes de septiembre, Amazon, Google, Facebook, IBM y Microsoft establecieron una alianza estratégica que lleva por nombre “Partnership on AI”.
Recientemente, Apple, un nombre al que se echaba de menos dentro de este grupo, ha declarado que también va a sumarse a esta alianza como miembro fundador y a colaborar, de esta forma, con algunos de sus más directos rivales.
Esta curiosa asociación, sin ánimo de lucro, que reúne nombres que habitualmente compiten entre sí, nace para avanzar de forma conjunta en la investigación y el desarrollo de las tecnologías de Inteligencia Artificial.
El objetivo que persigue esta alianza, al menos el que ha trascendido de forma oficial, es identificar «buenas prácticas» comunes para garantizar que la tecnología relacionada con la Inteligencia Artificial se utilice siempre «en beneficio de las personas y la sociedad».
Este grupo de compañías parte del convencimiento de que la Inteligencia Artificial es una gran promesa que abre muchas posibilidades y que va a tener en el futuro una enorme repercusión en nuestra sociedad a todos los niveles. Sin embargo, la alianza parece indicar que esta repercusión va a ser discutida por las grandes compañías y que estas deberían establecer unas normas básicas sobre cómo debe desarrollarse la tecnología.
La primera reunión de este selecto grupo en torno a este tema candente se anuncia para el mes de febrero, aunque todavía no se ha aclarado exactamente de qué van a tratar ni si llegarán a sentar las bases de un acuerdo acerca de unas directrices comunes para desarrollar las distintas formas de inteligencia artificial que puedan salir en el futuro de sus compañías.